Buenos y chisporreantes días para todos aquellos diabéticos, altos en colesterol y contadores de calorías.
¡BANG! Empieza la maratón de comidas y cenas de Navidad, fum fum fum. Los almuerzos y meriendas los dejamos para el año que viene, que éste dicen que hay crisis. Yo, personalmente, estoy frisante y onanista de felicidad: en 4 días tengo seis banquetes navideños. Pura alegría.
A parte de las comidas y cenas, otro característico evento navideño que empieza también estos días es uno que a mi me indigna en cantidades industriales. El amigo invisible. ¿Amigo? NO. Los amigos no te regalan PONGOS aberrantes (objetos horrendos encontrados en cualquier bazar chinorri por un par de euritos). Los amigos no hacen éstas cosas... (A no ser que les hayas robado la novia).
En cambio, es razonable que sean invisibles... para evitar posibles damnificados (se han dado casos de gente que agrede a su amigo visible con el regalo recién desenvuelto).
Aunque lo de amigo yo lo cambiaría por enemigo. El Enemigo Invisible. Suena como a Al-Qaeda. Guay. Mola. Otro motivo para iniciar una guerra por los Iranes.
Desde RegandoLasFlores os envío una propuesta útil: regalad latas de olivas. Las aceitunas hacen feliz a la gente. Una casa sin olivas es una casa triste, y un pica-pica sin olivas es un pica-pica mutilado. Así que, regalad felicidad y utilidad, barato, y para toda la familia.
Un abrazo!
RegandolasFlowers.
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