martes, 9 de febrero de 2010

150.


Me hago mayor, porque con 18 años hace poco un niño me llamo señor.
El hijoputa del niño, tu te creeees!!
-¿Señor, me puede pasar la pelota?

Una buena galleta en toda la cara (con la mano abierta y llena de pinchos) se merecía.
¡Me llamó señor! ¡Sin ser nada de éso yo! (ahí va guiño a las vecinas locas de Valencia)

Porque me cogieron y no me dejaron cometer ninguna barbaridad, porque sino le digo quienes son los Reyes Magos... y me quedo solo.

Estos niños de hoy en día... cagundena, cagundena. Los niños ya no son lo que eran. Primero, porque ahora son más pequeños. Al menos, cuando yo tenía 11-12 años no era un criajo como ellos los son a día de hoy... Que yo recuerde, a mi me salieron pelos en los huevos a los 6 años.
Y los de ahora... son aún fetos.
Fetos lo digo refiriéndome a enseres deformes pendientes de desarrollar, no fetos del plan feos, que también lo son [nuestra generación es la última en la que salieron personas guapas. Lo sé porqué estoy yo vaya sobrada al estilo Rafa Mora, aunque cuando miro a la demás gente de mi edad dudo si en España puede llegar a haber alguien guapo que no se haya operado].

Y sobretodo, los niños ya no son lo que eran porque han pisoteado los mejores amigos que cualquier infante pudiera o pudiese tener en toda su vida anterior a la adolescencia: Los Pokémons.
Me pareció medianamente incorrecto que hicieran el salto a los 150 pokemons originales y se fueran de la mano de los 700 que vinieron nuevos. Pero que ahora los abandonen por sucios y rastreros GORMITI, no tiene precio. Ni precio ni perdón de Dios.

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