martes, 11 de mayo de 2010

ESTAMOS DE FINAL DE CURSO

Quedan tres semanas para acabar el curso.
Tenemos trabajos, muchos trabajos.
No doy abasto.
Además de los trabajos de la universidad, tengo trabajos extraescolares.
Trabajo de día, y también de noche.
Bebo café para aguantar.
El café me está descomponiendo la barriga.
Huele a huevo podrido.
Me salen patas de gallo.
Y estrías en el culo.
Me masajeo las sienes y busco fotografías de paisajes bucólicos para relajarme.
En realidad, lo que me masajeo no son las sienes.
Ni lo bucólico de las fotografías són paisajes.
Como chocolate.
Me salen granos.
No son granos en plural, es grano en singular.
Pero es un grano que desaparece de un punto de la cara y aparece en otro.
Es un grano excursionista.
Si lo peto, como venganza se reproduce.
Intento superar mis adicciones a las redes sociales.
Me cuesta, pero sino paso horas en Facebook y Twitter y minutos trabajando.
Y si lo hago, me entra sentimiento de arrepentimiento y me autoflagelo.
Como Monseñor Escribà de Balaguer.
Rezo.
Rezo a mis souvenirs y objetos kitsch que decoran con mal gusto las estanterías de la habitación.
Si funciona, les continuaré rezando.
Hasta que deje de funcionar.
Escucho Los Pecos en el Spotify.
Y discos antiguos de Miguel Bosé.
Tanta presión me está afectando a la cabeza.


Creo que lo mejor será ir un día a bañarme al mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario